Soy una mala madre…

 

¡A las buenas!

¿Qué tal va el verano? Yo ya veis, haciendo examen de conciencia en pleno julio. Es el calor que ha terminado de derretirme el cerebro.

Los que lleváis por aquí un tiempo, (y todavía no me habéis mandado a paseo), sabéis que llevo mucho escribiendo. Si acabas de aterrizar y no me conoces, ¡encantada! Espero que no salgas corriendo 😉

Hoy quería compartir algo muy personal, escribirlo aquí, porque me sale más barato que ir a terapia. El caso es que… Soy una mala madre… literariamente hablando. El otro día hice cuentas y a lo tonto llevo casi veinte años peleándome con retoños literarios. (Pfff, tela de años, en mi defensa diré que porque empecé muy pronto, lo que no evita que a veces me sienta vieja y frustrada, aunque luego como chocolate y se me pasa)

Volvamos a la revelación… Lo asumo, es terrible, pero no quiero a mis historias por igual (ya sé que al 95% de los escritores les pasa lo mismo, pero hoy me ha salido la vena metafórica y dramática así que déjame explayarme). Son importantes, cada una a su manera (vamos a ser políticamente correctos…), pero eso no evita que tenga mis preferencias, y que me puedan mis pequeñinas del género fantástico.

Es inevitable hacer distinciones porque una va aprendiendo. Hoy escribo mejor que ayer, pero peor que mañana, a lo que inevitablemente se acumulan en los cajones las ovejas negras de la familia. Esos primeros borradores, ¡horror! ¿Dónde hay una hoguera cuando se la necesita?

En fin, por ahora de mis criaturitas solo andan por ahí dos. La primogénita, la tímida Romy y Allen. Por si no lo sabéis, hace poco discutimos porque tenía que espabilar, y creo que recapacitó hasta convertirse en una versión un poco mejor de sí misma.

 

 

Con Duelo de identidades conocí a un montón de gente estupenda, gustó bastante, pero ahora está castigado hasta los 21, cuando -espero- le entre el sentido y sea un pelín más coherente.

 

 

¡Qué decir de La broma! Retorcida, macarrilla y acelerada como ella sola, pero con las alegrías que me da como para no quererla.

 

 

Ahora viene la nueva generación. Ese momento en el que la experiencia suma y se nota… o no, que ninguna madre es perfecta, y lo mismo involuciono y me quedo tan ancha. El caso es que cuatro retoños nuevos se preparan para salir a saludar. Son fantásticos… en plan género, decidir si son fantásticas como historias eso ya está en vuestras manos, si os animáis a echarles un vistazo 😉

De estas cuatro, dos decidieron dejar el nido. Ciencia ficción y Juvenil ya han encontrado trabajo fuera, pero, como todavía falta para que las conozcáis, mejor no dar detalles y mantener el misterio.

 

 

La tercera me ha salido modelo. Realismo mágico va de casting en casting, concursos y lo que le salga. En casa cruzamos los dedos porque ya lleva aquí un tiempo, y van siendo horas de que se largue. A ver, no es mala chica, pero sí un pelín siniestra.

 

 

Por último… ¡ah!, Fantasía urbana. Alta, inteligente y resuelta (amor de madre, totaaaalmente) Pero es que tiene unos ojazos, un pelazo y unas pestañas… En fin, un viaje alucinante si te apuntas. Mantuvimos una charla muy seria y decidió quedarse en casa. Es tendente a meterse en jaleos, y probablemente será necesario respaldarla con un par de hermanitas más, todavía demasiado asustadizas para lanzarse al mundo con ella.

 

 

Después de todo esto igual te preguntas: ¿tanto rollo para hablar de tus próximas novelas? Pues sí, ya lo avisé: metafórica y dramática. También se me pasa con chocolate, sin problema. Otro día igual os cuento mis líos con Suspense romántico, el quinto en discordia, pero en estos momentos estamos enfadados y no nos hablamos, (es un impertinente, no sé cómo hemos llegado a esto), con lo que no sé bien en qué quedará la cosa.

Mejor nos centramos en Fantasía urbana; aunque también me da guerra, me cae mejor. ¿Para cuándo? Pues en breve empiezo a contar cosillas, pero su publicación solo puedo adelantar que será muy pronto. A mayores: es una romántica, claro, pero también le gusta la acción, la magia y los misterios.

Anverso y Reverso es el apodo cariñoso. El nombre completo, con apellidos y todo, lo iré subiendo en Instagram. Si hoy ando metafórica y dramática, ayer tocó imaginativa y me puse a hacer cuadraditos en Canva. Puede quedar una chapuza, pero en mi cabeza se ve monísimo. En cualquier caso, será mi chapuza, a lo que no me queda otra que quererla. Si te apetece pasarte por allí para verlo, clic aquí para ir a mi cuenta.

Esto es todo por hoy. Espero que te haya gustado esta entrada, si has llegado hasta aquí tiene mérito. Solo me queda decirte: ¡mil gracias por aguantarme!

¡Un abrazo!

 

 

 

4 Responses to Soy una mala madre…

  1. Antia Eiras 13 julio, 2018 at 14:07 #

    ¡Madre mía! jajajajjajaja Me ha encantado esta entrada.
    Pero tengo que darte la razón y reñirte un poquito. Sí, eres una mala madre, lo siento. Tus retoños son todos fantásticos en los dos sentidos, y necesitan de una buena vez ver mundo y volar solos. No puedes mantenerlos encerrados toda la vida y esperar a que aparezca el príncipe azul. Déjalos libres y que sea lo que Dios quiera.
    Yo te animo para que eso suceda y te deseo lo mejor, ya lo sabes. Bicos guapa

    • nesa 13 julio, 2018 at 14:32 #

      ¡Ay, que cosas más bonitas me dices! Jajaja
      Tus metáforas también se salen!!!
      Te hago caso, venga va. Si va bien lo celebramos, si la cosa se tuerce, ¡no pasa nada! ¡¡Tengo chocolate!! XDD
      Ahora en serio: te agradezco un montonazo tu apoyo. ¡Mil gracias por todo!
      ¡¡Un besazo enorme!!

  2. Ruth Fernández Moral 15 julio, 2018 at 13:38 #

    Me encanta leer, no sólo tus libros, sino también tu blog. Totalmente de acuerdo con Antía Eiras:
    tus criaturas son todas fantásticas. ¡Maravillosa entrada, amiga!

    • nesa 15 julio, 2018 at 20:28 #

      ¡Hola, Ruth!
      Me alegra que te haya gustado 🙂 ¡Mil gracias por tu apoyo!
      Un abrazo enorme!!!

Deja un comentario

Powered by WordPress. Designed by WooThemes