¡A las buenas!
Por fin, ya está todo listo para poder leer La maldición del Verdugo. Con el recorrido que lleva esta historia, de verdad que parece que esté maldita 🙂
Si no tienes ni idea de lo que te estoy hablando, que también es posible, te pondré en antecedentes. Esta aventura empezó hace muchos, muchos años. (Te juro que no exagero, en serio, fue hace un montón de tiempo). Nacía poco después de mi adolescencia, aunque desde entonces lleva tantas revisiones que ni ella ni yo somos las mismas. Siempre en la recamara, tuvo una salida de lo más accidentada, por eso volvió a casa. Ahora, vestida para la ocasión, se presenta de nuevo con un par de ajustes más y apoyada por su segunda parte, que ya está en manos de la correctora. Sí, hay segunda parte. Tres en total, pero no pasará mucho entre publicaciones. De ahí que no haya salido antes, justo para que no hubiera que esperar entre esta primera parte y su continuación. El tercero, el que cierra la maldición, también está casi listo.
Reyes y Saúl, responsables de cada bando, empiezan aquí su camino. Cada uno aporta a esta historia lo necesario para comprender el conjunto, ya que la maldición no afecta a todos por igual, ni todos son conscientes de lo que sucede a su alrededor.
Por si quieres saber más, aquí está la sinopsis y también el primer capítulo.
Muchas gracias por llegar hasta aquí y, si te animas con esta aventura, bienvenido a Lumeira.
Sinopsis:
«Cinco condiciones mueren, cinco familias son la causa. Si tan horrible, violenta y aterradora consideráis nuestra existencia que así sea. Generación tras generación, el mundo que os desprecia tanto como lo despreciasteis será vuestro.»
A Reyes nunca le habían gustado los cambios y estaban siendo demasiados. Su hermano se iría a la universidad, su grupo de amigos se distanciaría al empezar el bachillerato. Adrián, ese amor a todas luces imposible, no parecía capaz de verla como otra cosa que una cría. En resumen, el maravilloso mundo en el que llevaba quince años viviendo se resquebrajaba, y nadie parecía darse cuenta de que estaba a punto de acabarse.
A Saúl nunca le habían gustado las responsabilidades, pero caían sobre él sin importar su criterio. Desde que la maldición entró en su vida, su día a día era un infierno. Compaginar el trabajo en la fábrica con sus tareas sobrenaturales lo envenenaban, igual que no poder quitarse de la cabeza a la pelirroja de aire sereno. Un imposible en mayúsculas tanto por las tramas normales, como por las peculiaridades mágicas. En resumen, el desastroso mundo en el que llevaba veintitrés años viviendo lo asfixiaba, y nadie parecía darse cuenta de que los peligros iban en aumento.
«No se cuestionan las órdenes. No se duda del líder. No se juega con las normas.»
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