Relato VIII: Son… son… ¡¡Zombis!!

 

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Imagen: Juego Plants vs Zombies, Garden warfare

 

 

—Son… son… ¡¡Zombis!!

En la desordenada habitación, iluminada por una vela a un paso de consumirse, Raúl observó la pequeña radio que descansaba sobre la mesa de estudio. Tenía que haber escuchado mal. ¿Zombis? ¿La ola de violencia que azotaba el mundo era obra de…? ¿Ni vándalos, ni ultra esto, ni ultra lo otro, ni guerrilleros, ni terroristas?…

 ¿Zombis? ¿En serio? ¿Peña muerta come cerebros?

Parpadeó un par de veces y giró el dial para contrastar la noticia en otra de las pocas cadenas que quedaban activas. Tras la estática, una mujer habló de forma atropellada.

—…¡No puede ser!… Son… son… ¡¡Zombis!!

A menos que los medios estuvieran aprovechando los altercados y la caída del sistema eléctrico para currarse una especie de serial al estilo La guerra de los mundos, lo de los zombis era cierto. Raúl cogió aire un par de veces en un intento por controlarse… pero le fue imposible. De un salto, dejó su asiento.

—¡¡¡Sí!!!

Su mirada se detuvo en la estantería, repleta de novelas y películas Z. Por fin había llegado su momento. Gracias a su colección sobreviviría y se situaría como líder en un mundo que nunca le había dado la menor oportunidad. Dejaría de ser el inútil de Raúl en un abrir y cerrar de ojos.

—¡Ya era hora, joder!

Sería Rick1, o Juan2, o Mark3… Y no estaría nada mal encontrarse con una Verónica3, o Lucía4, o mismo Alice Abernathy5

Se obligó a guardar la calma. Tenía que pensar con claridad, hacer balance y adaptarse al nuevo mundo. Esa es siempre la primera lección.

Hacía tiempo que no salía de su piso. La última vez se había cruzado con el vecino del cuarto, que le dijo que se largaba a la aldea, y en la calle todo el mundo parecía muy atareado por marcharse a otro sitio. Raúl no le encontró sentido, la verdad, le pareció de película, o un acto reflejo. El típico argumento: hay un problema gordo y de pronto la ciudad es peligrosísima, mala, hay que dejarla. Arreamos. ¿Adónde? Raúl estaba seguro de que la mitad de las personas no tenían ni puñetera idea. Era como si algo saltase en el cerebro y gritara: «¡coge maletas, huye! De camino… ya veremos» Él seguro que no tenía a dónde ir y con lo que le había costado dejar el pueblo, no iba a volver ni muerto. Pero al parecer la gente no lo veía de la misma forma. Recordó que una semana atrás el silencio era una gozada… ahora llevaba días oyendo ruidos… ¿Serían zombis?… ¿Mangantes desvalijando viviendas vacías? Porque esos sí que se estaban haciendo el agosto.

Mientras agudizaba el oído, uno a uno fue cogiendo los libros para echarles un rápido vistazo. Se los sabía prácticamente de memoria, pero seguro que al ver las portadas o al hojearlos saltaría lo más relevante.

En efecto, lo básico apareció al segundo y ordenó cada matiz con sumo cuidado para trazar un plan profesional del que no se desviaría. Sería líder, sí, pero de un grupo reducido. Mucha gente es mucho ruido, mucho listo, mucho zumbado y mucho traidor. Tendría que elegir bien para evitar motines o lastres, pero también para hacer frente a los fanáticos y a los chalados, que los habría. Con un poco de suerte se encontraría con algún piloto ucraniano4, sería un puntazo…

¡El traje de neopreno4! Indispensable. El tejido liso impedía que se agarrasen a uno, y no era fácil hincarle el diente. Una suerte haberse comprado uno en eBay. No es que él fuera aficionado al submarinismo, pero no pudo resistirse porque estaba leyendo justo ese libro… Providencial. Sería un líder cojonudo, el destino estaba escrito.

Por si acaso decidió ir poniéndose el traje. Vivía en un piso interior y le era imposible comprobar el estado de las calles. Igual la plaga ya estaba en su ciudad. Es una cosa rápida, otra lección importante.

—Cuanto antes estés preparado, más difícil que la palmes —murmuró mientras se ponía la capucha, para quitársela al momento. No veía bien y al taparle los oídos limitaba sus facultades. Y las necesitaba todas al cien por cien. No eran especialmente ruidosos, a veces, a menudo, algún gruñido si acaso, o cuando chocaban contra algún objeto… ¿Lo eran? Esperaba que lo fueran, ya tendría bastante con estar bien atento para no ser sorprendido por el que se arrastra.

Más preguntas sacudieron su cabeza: ¿Y si ya habían llegado a su barrio?… ¿Y por qué habían llegado? ¿Cuál sería el motivo de la plaga? Los disturbios habían empezado aquí y allá por toda Europa, pero todo el mundo pensó que eran protestas. Los apagones se achacaron a lo mismo, por la subida de la luz y eso… ¿Sería un plan secreto del gobierno de vete tú a saber dónde, o simplemente un error de algún ecologista libera monos6? ¿Zombis o infectados?

Debía estar preparado para cualquier cosa y seguir con su lista.

No tenía ni arpón, ni ballesta… ni ningún tipo de arma de fuego. Un problema de los gordos… ah no, también en eBay se había comprado una catana que metía miedo. La había guardado encima del armario precisamente por eso.

—Qué tontería. —Ahora sería una prolongación de su cuerpo, su mejor amiga, su amante.

Vestido y armado, con un repaso a los detalles fundamentales para la supervivencia, Raúl cogió aire y, de paso, una mochila que se colgó de un solo hombro porque si alguna mano cadavérica se cerraba sobre ella podría soltarla y poner distancias.

Estaba listo. Debía salir, enfrentarse al mundo, liderar a supervivientes que, sin él, no verían un nuevo día.

Dio un paso al frente. La puerta estaba ahí, luego el pasillo, el salón y, por fin, la entrada o, mejor dicho, el portal hacia una vida de acción y peligro.

Las palmas de las manos comenzaron a sudarle, sus piernas no parecían conformes con el cambio de registro.

No podía quedarse, otra lección importante. El edificio era una trampa mortal, debía estar en constante movimiento. Evitar como la peste hospitales, iglesias y centros comerciales7. Y colegios… aunque las fortificaciones en mitad de la nada tampoco daban garantías. Ni las cárceles.

El caso era moverse. Por lo menos para comprar comida antes de verse bajo mínimos. Pensó en ir al supermercado a por provisiones, si aún quedaba algo, y volver. Si eso podría quedarse hasta que cortasen el agua… debería llenar la bañera para conservar un poco cuando hicieran el corte…

Sacudió la cabeza, enérgico. ¿Qué clase de líder era? Estaba hecho para el riesgo, la gente lo necesitaba ahí fuera. Saldría de su casa sin echar la vista atrás bajo ningún concepto.

Para aprovechar el arranque y la determinación, se puso en movimiento y alcanzó la puerta principal casi a la carrera. Era hora de dejar su refugio. Con manos temblorosas, abrió.

Las luces de emergencia le permitieron ver el pasillo. Despejado. Agudizó el oído, le llegaron un par de ruidos. Podían ser zombis o vecinos haciendo la comida. No podía saberlo con certeza.

Las escaleras se le antojaron terroríficas pero no tenía alternativa. Atento a cualquier indicio de peligro, avanzó y comenzó a descender por el oscuro pasaje.

Llegó a la recepción sin incidentes, con el corazón a un paso de salírsele del pecho. Estuvo tentado a darse media vuelta, pero el simple hecho de no encontrarse con nadie bien podría indicar que la muerte estaba presente.

Con más luz y más centrado vio las manchas de sangre y restos poco auguradores allí mismo… y tras la puerta de cristal que daba a la calle. No había duda: Zombis. Miró al exterior con detenimiento.

Solo había una figura en la calle. Tambaleante. Era un zombi, de los de Romero, por suerte para él. Para ser honesto, su forma física no era la adecuada para enfrentarse a los que corren.

El zombi lo había visto, o sentido, cambió de rumbo. Sus miradas se cruzaron. Espeluznante.

Raúl supo que debía salir a la calle antes de que entrase a buscarlo. Ahí fue, a por su primera víctima, a bautizar la catana con la sangre de un podrido, un caminante, un mordedor, un…

En la acera había dos zombis más que lo asaltaron por la espalda. Lanzó la mochila bien lejos. Se revolvió con fiereza pero uno de ellos logró sujetarlo. ¡¿Cómo era posible?! Para evitar esto se había puesto el traje de neopreno, era inconcebible. ¡A Manel4 le había funcionado! Mientras pensaba en esto, el otro hundió sus dientes en su cuello sin darle tiempo a defenderse.

Su último aliento fue para emitir un estallido de furia y la respuesta:

—¡La capuchaaaagghhhh!

 

 

 

 

Referencias:

  1. The walking dead, serie de la AMC.
  2. Necrópolis, segunda novela de la saga de Carlos Sisi.
  3. El cuarto jinete, saga de Victor Blázquez.
  4. Apocalipsis Z, saga de Manel Loureiro.
  5. Resident Evil, película de Paul W.S. Anderson.
  6. 28 días después, película de Danny Boyle.
  7. El amanecer de los muertos vivientes, película de George A. Romero.

 

 

 

 

 

 

 

 

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10 Responses to Relato VIII: Son… son… ¡¡Zombis!!

  1. Mientrasleo 21 julio, 2014 at 7:37 #

    Jo, lo que me pude enganchar a ese juego, por favor!
    Me he reído con tu relato, me ha encantado y te desmarcas saltando sobre clichés.
    Genial, Nesa
    Besos

    • nesa 2 septiembre, 2014 at 22:30 #

      Sí!!! Yo también caí!!! Menudo enganche plantando girasoles jejeje
      Me alegra que te haya gustado el relato.
      Besos y gracias por pasarte.

  2. Blacquier 21 julio, 2014 at 9:39 #

    Estimada Nesa:
    Su Alteza Maldad Suprema le informa de que encuentra extrañamente reconfortante que los malos ganen de vez en cuando. Muahahahaha….
    Mira que olvidarse de poner la capucha….novatos!!!!
    Jajajaja buenísimo!!

    • nesa 2 septiembre, 2014 at 22:32 #

      Ya suponía yo que esto te iba a gustar… jejejejeje
      Te diría algo pero me das miedo 😛 jajajaja
      Un besazo y gracias por pasarte!!!

  3. Mari 24 agosto, 2014 at 11:04 #

    ;))) Nesa…Me da que, con el comienzo de curso -a tocar- y el final del mes de agosto…¡¡La cara de zombi se te pone con la factura de los libros de texto de los chicos!!…jaja.
    B7s -Poquito a poco iré leyéndote, Nesa…¡¡Espero que los zombis no se incluyan en tus entregas por capítulos!!…jaja…;P

    • nesa 2 septiembre, 2014 at 22:36 #

      jajajajaja sin duda Mari, menudas facturas!!! jajajaja
      Sin prisa, y no jeje, los zombis por ahora se quedan en esta entrada 😉
      Muchas gracias por pasarte.
      B7s

  4. Canopus309 31 agosto, 2014 at 22:09 #

    Me encanta el relato, es muy bueno, y te diré que en estos momentos estoy leyendo…. Z Apocalipsis…ME ENCANTANTA TU RELATO,
    Gracias Nesa

    • nesa 2 septiembre, 2014 at 22:37 #

      ¡Hala! Qué oportuno!! jejejeje
      Me alegra mucho que te haya gustado, Canopus.
      Gracias a ti por pasarte.
      Besos.

  5. Carmen de Loma 2 septiembre, 2014 at 22:32 #

    Qué bueno! Me ha encantado! 🙂

    • nesa 2 septiembre, 2014 at 22:38 #

      ¡Gracias, Carmen!
      Me alegra mucho que te haya gustado 🙂
      Besos.

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